MI POETA PERDIDO

Estoy de viaje por las rutas de mi propio cuerpo, mi cuerpo, el que camino todos los días en desesperada búsqueda. Donde terminan? Donde comienzan? Cada ronda es una desesperada interpretación de mapas que tatúan mi materia , en encrucijadas de garganta . Gritos que desembocan en rotondas infinitas de entrañas. No hay una ruta directa para el pensamiento y la acción, sólo caos de cementos que aplastan mis músculos. Son rutas solitarias. Camino las rutas de mi cuerpo moribundo y deshidratado... ¿ por que , l a brújula injertada en mi tórax ya no funciona ? L a desmagnetizó el tiempo Junto a desorientados mapas de mi biblioteca , congestionada d e otras rutas donde fui un visitante indigno. Camino por las rutas de mi cuerpo y no hay oasis, el desierto acaparó cada rincón haciendo desaparecer caminos en agrietadas arrugas. Muchos pasos he dado en este cuerpo y sigo pensando en el propósito de cada caricia o herida que aún supuran llantos, inundando los caminos más ...

C ansado de ver el mundo a través de un espejo que me muestra al conejo muerto y mi Alicia mutilada en un hoyo de mierda. Cansado de esperar que el espejo se rompa en plegarias mal pensadas, deseos mal pedido y dioses mal buscados. Cansado de cortar la cabeza a personas equivocadas y compartir el té con falsos amores en tardes grises. Cansado de pensar las mismas fragancias en mi ropa de cama que simula ser distinguida, pero se revienta de cuerpos extraños. Cansado de escribir para que me entiendan o para que no, si total nadie se da cuenta que me ahogo con mis propias palabras que envenenan mi país de maravillas. Cansado del sombrerero lo atraganto con una oruga encontrada dentro de mis miserias que fogosita una reina de cabeza bien grande. Can s ad o de buscar las maravillas de este mundo que ofrece un silencio fúnebre. Cansado de querer partir junto a la piedra que me clava a esta porción de tierra que me aburre , me aísla. Cansado de sepultar muertos en mis redes...

Intento no dejar intento no dejar de ver ver lo microscópico de mí. El recalentado sistema sistema que deja ver mis propias incongruencias incongruencias entre lo que deseo y alcanzo. Alcanzo la carne que me abandona en una súbita nostalgia nostalgia de lo que no puedo tomar con mis manos manos que lastiman mi carne en súbitas dejadeces de mi existencia. Existencia borrada de un golpe en el pecho pecho cálido de ti en mi memoria fragmentada en partículas. Partículas que se adentran en los intersticios oscuros de mis células células abiertas a la poca vida existente en mi pecho quebrado por los golpes de mi carne cansada. Cansada mi lengua de lamer las heridas del tiempo Tiempo que ya no tengo ¿Tengo que poder disolverme en experiencias de sexo? ¿SEXO? me pregunto en una eyaculación pobre Pobre son las nutritivas partículas que llenan mi cerebro por consumir vacío vacío de intentos de dejar, dejar de ver lo microscópico que hay en mi...

Cuento una palabra, solo silabas rotas en un papel arrugado, tratando de encastrar significados que den sentido a lo que debo perdonar. ¿Tengo que perdonar el día que cambie de melodía? Sin poder escribir una sola palabra, te perdono por mentirme, me perdono por haber cambiado de melodía, a pesar de no saber escuchar. Esperando afinar el sonido de las palabras en mi mente, te perdono en el silencio de mi introspectiva vida. Sin decir nada me regalo el templo de las cosas bellas, sin necesidad de inventar conjugaciones nuevas. Dejé de mentirme por necesidad, Dejé de creer en rezos, Dejé que los secretos ocultos surgieran de la tierra y me enseñarán a cultivar mis propios gritos. Y en un triste diálogo, viajo para saber dónde estoy hoy, si el desequilibrio de mis palabras es el motivo de la mentira. Me sonrojo en las estrellas de tu cielo perdido, en la tenue luz. Descubro que hay verdad dentro de esa frontera que deseo descubrir, solo para verte sonreír. Un corazón roto llora lágrimas ...

El viento reseca la vitalidad de la cotidiana existencia. La que escapa de los cuerpo sumidos en hedores de entrañas hastiadas. Bravura que delata el desgarro de cuerdas vocales en el silencio de una presunta asertividad Mal educada... Mal aprendida... Pasillos de pena que ya no dejan huellas, solo el resentido sentir de algo que ya no se recuerda. Mal recordado... Mal contado...