DÍA 4: BLANCA
El ruido de las chapas flojas despertó a Blanca a las seis y media, una hora antes aproximadamente a que sonara el despertador. Asomándose por la ventana y afinando su oído, se dio cuenta de que se trataba del ruido de siempre, y se quedo más tranquila, sin embargo, no podía dejar de pensar en que debía juntar el dinero para llamar al albañil, había pasado un mes del presupuesto y temía que le subiera el precio de la mano de obra. Mientras tomaba un café caliente, aprovechó para asomarse a la habitación de su niña mimada, y afirmada sobre el marco de la puerta no podía dejar de pensar en cuanto tiempo pasaba sola. Con bronca cerró despacio la puerta y no dejaba de murmurar lo difícil que es la vida para los pobres, si solo supieran lo complicado que es vivir con un sueldo que no alcanza a cubrir lo básico. Dejó la taza en el cúmulo de platos sucios y se fue a pegar la ducha reparadora de todas las mañanas. Al cerrar los ojos sentía como las preocupaciones corrían junto al...