DÍA 2: MATÍAS
El despertador sonó a las seis y media como todos los días y Matías se levantó desganado, pensando cuando seria noticia. Caminó con dirección al baño, pero antes de lavarse la cara y los dientes preparo todo en el comedor, para los ejercicios matutinos. Frente al espejo, se quedo mirando su rostro, con el cepillo de dientes en la boca y restos de pasta dentífrica en los labios, aparentemente sin nada que pensar o preocupaciones cotidianas que sufrir. Allí cayó en cuenta de que debía quedarse en su casa y eso lo dejó sin sentido. Miro su pene que no estaba del todo duro y tomándolo con la mano especuló que no habría problema, ¿qué le haría unos días de autocomplacencia a ese cuerpo, que era una maquina demandante de placeres carnales? Dejando de tocarse, ya que se estaba poniendo muy duro el panorama, sonrió y se fue al comedor no sin antes colocarse un suspensorio que había comprado para usar con el desconocido de turno. Matías sabía que si seg...