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ATRAGANTO.

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El reloj  atorado en la garganta, frena un reflujo de palabras.  Cargadas de acidez carcomen las cuerdas vocales que enmudecen la voluntad. Pequeños sorbos de agua fresca no calman los dolores  que irritan la sensibilidad de aquellas cosas que no tragamos.  Los golpes en el pecho suavizan el dolor y quiebran la autoestima, arrastrada hacia los intestinos  constipando el cuerpo.  Un té de manzanilla es la esperanza de adormecer el dolor ancestral, que define las frustraciones de una nuez de adán lejos del paraíso.  Respiro y los otros intoxican el aire gases frenéticamente incoloros. Dormidos los pulmones nos quedamos metabólicamente latentes, a la espera de espasmos de cordura que destapen las vibraciones de esas palabras atascadas.  Tos con sangre lágrimas sin tinta, marcan el final de una vulnerada existencia. Ojos desorbitados y la vasoconstricción, estalla en oculares sin imagen.  Nadie decide ayudar...

GALOPE.

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Dos caballos blancos galopan sobre el manto de la muerte,  Infinita pradera que se pierde en el filo de una hoz que atormenta la garganta.  Pastando negras hierbas, relinchan afligidas pasturas, despojadas se agusanan entre dientes con la suerte pisoteada por herraduras sin suerte. La serenidad de sus miradas contemplan el arroyo, nacido en lo alto de vértebras quebradas por el peso de las almas que no olvidan. Surca el entramado paisaje  el arroyo de cadáveres… el fluir de acontecimientos… que nutre el bajo, desembocando en el lago de personas que se beben a sí mismas. Galopando, el blanco se pierde entre las ondulosas negritudes de una muerte cansada. La lluvia se nutre de gritos, los gritos de sangre, la sangre se nutre de sangre y la sangre de personas que caen del cielo esperando caer en un valle de muerte.  Los otros contemplan desde los omoplatos, el resto carcomen el salitre de lágrimas que se derraman por los vivos o por lo...

UN SÍMBOLO.

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El símbolo marcado en la pared dejo entrar un rayo de luz, sobre el rostro deteriorado de esa persona que nunca conoció un sofá. Observaba la lejanía de las cosas la estrepitosa asfixia de la existencia, acumulando restos de comida que se deshacían en las manos. Quien pudiera poder romperle el cuello gritan los otros escondidos en escaparates disfrazados de moda, taciturno cabizbajo es arrastrado por el polvo de muros que se elevan sobre las azoteas. Copas cristalinas que arropan al mejor vino, cavas que regurgitan a los otros sobre el borde de un abismo sin tiempo. Nadie le corta la cabeza, la mirada se alza sobre muros interminables de deseos que no se van a cumplir, Inundados en hologramas que disfrazan el estómago y desorientan a la muerte. Sin embargo, las entrañas dejan entrever a la verdad violada por los pensamientos de los que nunca subirán a las azoteas, elegidas por un dios macabro que caga humanos. La mirada recorre los orígenes de su historia, con lágrimas e...

HUMEDAD.

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Humedad en la piel el sudor me sabe a poco, las escalinatas de tu columna vertebral me disparan a saborear las gotas que trasminas. Los otros enmudecidos tapan sus ojos con diarios viejos. Nos reímos del viento, acariciando la brisa de las murmuraciones, rozas tus amoralidades en mis piernas. Me acalambro en recuerdos que el tiempo borrará, mis retinas algo cansadas me piden más, pero sé que en cuanto las vuelva a cerrar tu rostro se habrá evaporado. Quedando atrapado en una masturbación mental observo cómo te difumas en el marco de la puerta. Impresa tú forma en mi cama preparo un trago boca a boca, intentando inflamar los restos olvidados de un fuego ocasional. Desnudo camino entre los otros manoseando cuerpos, expropiando de mi alma los intentos de viajar por los límites que configuran lo normal. Cabizbaja la humedad se evapora en miradas retorcida de antros recurrentes, no entiendo porque te fuiste y dejo entrar en mí la sequedad de las sonrisas. Me arranco l...

CAJAS VACÍAS.

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Una caja vacía y un libro sin escribir se disputan recuerdos, la pava rechina vapores húmedos que empañan los ojos de los ciegos y el té se enfría bajo el calor de un par de zapatos viejos. La cama acumula pilas de cajas vacías… duerme en cada una de ellas un cuerpo mutilado, escribiendo sobre papeles sueltos. Se asfixia. Despertando busca sus manos que se encuentras tiradas sobre una ventana rota, un camino de sangre une las vísceras desparramadas por todas partes ¡está vivo! grita el libro de hojas limpias. Se observa. Frankenstein toma aire en el mundo el cuerpo lleno de cajas vacías nunca salió de su hogar, solo escribe sobre el vacío de una pila de cajas que añoran salir de la cama. Escribe sobre hojas limpias. Un balde sin fondo recoge las tripas con un par de manos tiradas junto a una ventana rota y el camino de sangre se prolonga por una habitación sin lados donde el sol reseca la carne.   Frankenstein ha muert...