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CAOS.

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Correr... Correr por una garganta gastada y unirme en las profundidades de la tierra, desgastar a gritos la piel que me habita. Correr... El agua que despelleja cada nota de existencia encerrada en palabras que no llenan. Dejo de ser una persona que corre y soy un objeto que escucha, lagrimas locuaces que queman la mirada con la que como. Correr… la cortina y evitar que los otros me ensucien los vidrios Mirada desorientada del horizonte, Contemplando los colores del cielo encerrado en la oscuridad del contraste. Los otros niegan la luz y se enorgullecen de los brotes de un árbol que ilusiona estar del otro lado. El silencio es gritado en el silencio de gritos negros. Las velas incendian la naturaleza y en el caos me aferro a mis pies, que solo reconocen el filo de la negrura. El horizonte desea, y yo examino la muerte del deseante que prendido fuego grita. El silencio… Luciérnagas del día iluminan las oscuras conciencias de los otros que implacables a su naturaleza deshuesan a...

TUTTI.

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Me dirigí a comer dulzuras y lenguas. Perdido me ahogué en la nostalgia de un mundo inundado de aromas a café en una peatonal llena de pasteles y oportunidades. Caos en callecitas estrechas que amontonan espíritus mal educados con ganas de engangrenar corazones solitarios. Nostalgia de una copa de vino que se bebe sola, mientras meditamos sobre como los otros nos deconstruyen con la mirada. Un papel con palabras que no me animo abrir y del otro lado de la vereda la sombra de un posible amor que se escapa entre vapores de cigarrillos mal apagados. las velas de la iglesia arrojan pétalos de rosas para que la fortuna del camino desencadene risas cómplices y miradas tentadoras. Helado a dulce de leche y una pinta bien fresca. Pochoclos acaramelados y nachos bien picantes. El recuerdo de lo que se quiere olvida decapita a la nostalgia y el veneno del tiempo inunda las venas de un cuerpo que no se puede mover. Rezamos para huir de las velas y los pétalos, los nacho y pochoclos, las pint...

EL ROJO

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El labial trazo en mis labios las heridas de lo prohibido. El rojo es de putas gritan los otros abriendo cicatrices que la piel no quiere. La sangre se alimenta con cosmética barata que arrebata caricias en redes que alborotan el cuerpo. El rojo está en la sangre señalando con el dedo una habitación llena de bacterias que me llenan los pulmones. No puedo respirar. El reflejo del espejo se empaña de telas coloridas puntillas perturbadoras que se encajan en bellos con historia. El rojo esta en la sangre que me infecta con prostitutos labiales. Rojos, rojas, sangre… Afiladas lenguas me afeitan para que la hipocresía no me de vuelta la cara en la esquina La muerte me soba el lomo y cortando mi boca tiñe la noche de putos ¡Putas! gritan un puñado de labiales rojos en un puño ensangrentado. La noche se percude en un sostén manchado con lubricantes. Agonizo de día con sabor a frutilla y en cada transfusión soy trizado reflejos de un rostro barbudo que gritan queriendo ser solo un labial ...

SALIDA.

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Tres dobleces le dimos a su vida, mirando el papel lo guardamos en su bolsillo. Tres pasos y se engangrenó su pierna. Tres años tirado en la nada,  los márgenes de una baldosa lo miran fijamente con temor a que escape. vómitos licuan los silencios que clavan en su cabeza hierros oxidados,  lubricados con gritos y banderas. Se acalambra la mandíbula atascada en sus entrañas. Una lágrima surca la piel... Los otros se detienen y junto al tiempo observan quejosos el paso de las vidrieras. Lágrima Iracunda le cachetea la vista salta sangre que no coagula. Cuarenta y cuatro millones de lágrimas inundaron sus ojos, tragó sangre. Metió su mano por la garganta  entre tejidos saco un papel abrumadoramente blanco... Tomó un fósforo que prendió con su lengua  quemo su vida. Los otros gritando lo invitaron a ver ofertas... Se negó en la oscura luz de tres fósforos,  iluminando un camino sin dobleces. 

CALOSTRO

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La última mirada se reflejó en la conjugación desesperada de la adolescencia. Reprimida en insensatez dejo persuadir sus sentidos por la rebeldía sin saber que el tiempo le tendía una trampa. Las hormonas rapean presuntuosas y los otros acechan la carne muerta a falta de preservativos culturales. Las madres lloran en casas que se sienten felices por las redes sociales. Los padres orinan moral en bares impregnados de cal y cemento. Ajena a su sonrisa ella sabe que en su delicada experiencia se le cae el rostro. Virgen estupidizada tiñe de rojo sus corruptos labios que besan la muerte, queriendo burlar a un destino desesperado en violar las jugosas nalgas de una adolescencia perdida. Arrastrada columpia su primer careta forjada con el frio de una noche rapera. A lo lejos flamea una bandera, testigo silencioso de adolescentes perdidos. Los cuerpos roban verdades de la experiencia por que los adultos se las venden muy caras. Trozos de bocas caminan por la...