TOSTADO Y CAPUCHINO




Hoy digo adiós al espejo que me acompaña en el café,
compartimos unos tostados y bebemos capuchino.

Me rio frente a al espejo que comparte un tostado y capuchino
por que muy pocas veces he tenido la suerte de ver mi corazón latir honestamente.

Oigo ecos de antiguos reproches que acostumbrados al café frío fueron abandonados en el fondo de una taza.

Miro la silla vacía
cuatro patas que galoparon sobre un camino gastado,
estoy cansado de mirar esa silla.

El espejo me dijo adiós y al mirar al frente solo hay una silla vacía,
un plato lleno de migajas y un capuchino desaprovechado manchado de espuma.

¿Debo llorar como en todos mis poemas?

O solo dejo hablar a las palabras que enmudecen mis sentires y contemplan mi paciencia.

Mis manos se acongojan al pedir la cuenta, por el inevitable fin que se avecina
y sin música de fondo en cámara lenta, la camarera deja un papel escrito.

Veo mi reflejo en una silla solitaria queriendo pagar las cuentas que no se saldaron, y sin embargo pienso.

"Voy a extrañar esa simulación tediosa de deseo"

Sin molestarme arrebato ese papel en blanco y con una sonrisa lo apreto entre mis manos y le digo.

"No te molestes en pagar, el saldo es cero para vos"

Al fin y al cabo ese día todo fue un reflejo de mis ojos que me recordaron.

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