TREN



El silencio se corta,

por un tren sin destino fijo...



En cada anden,

las vidas deambulan esperando subir a una maquina

que no frena sin permiso.



Las vías son testigo de los muertos

que en un frenesí programado se arrojan a la fosa

con la esperanza de colgarse del tren mas feliz.



Los ataúdes se alinean en perfecta sincronía

para dar vida a la maquina que no frenará

en la próxima estación.



Y a carcajadas los señalamos desde dentro,

con lágrimas en la cara y mugre en las manos.



Estoy dentro y fuera,

al mismo tiempo que deseo poner mi nombre

a las estaciones sin visitar.



Todos buscamos una estación segura y propia,

pero la maquina perversa amenaza con descarrilar sobre los muertos

que habitan los durmientes de una vía siniestra.



El rechinar de huesos cubre los rieles y el tren de la vida

se desliza sobre ellos con la parsimonia de la inexistencia.



Mi parada se acerca…

la incertidumbre me abraza mientras la muerte vende chicles

al son de cantos desafinados del miedo.



Espero...

y sin poder escapar

el tren abre sus puertas tentándonos a bajar

en la estación equivocada.



¿Si no frena?



¿si es mi estación?



No caigo en la tentación…

con mis sonrisas de testigo decido esperar el anuncio de mi próxima parada,

para bien o para mal el tren lo sabe.



Entre durmientes espera que me distraiga.


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