AMANECER
Levantamos las manos esperando las caricias del sol que surgen de la nada, en un sigilo de existencia que derrite la incertidumbre de lo por vivir.
No esperamos sentados, nos arrojamos al anaranjado semiamargo de lo perecedero en conversaciones deshabitadas de nosotros mismos.
Y el espesor de la atmosfera nos enfrenta a una mañana de poco celeste y mucho silencio.
El humo bien cargado del café nos quema por dentro, recordando que hoy solo por hoy nuestras entrañas se condensan con expectativas colectivas.
Que dirán hoy de nosotros los que de vez en cuando deciden vivir, que dirán hoy de nosotros los que se permiten ser.
¿Qué serán? ¿Qué son?
La taza vacía sobre la mesa marca el cenit de un sin fin de recorridos, lubricándonos a la fuerza con inseguridades de sueños inconclusos, poco vivos.
Penetrando nuestras frustraciones cerramos la puerta y contemplamos el sol sabiendo que hoy es solo un día mas de cosas, en un amanecer de pretensiones.
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ResponderEliminarMuchas Gracias.
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