UN CUERPO





Estoy de viaje por las rutas de mi propio cuerpo, mi cuerpo, el que camino todos los días en desesperada búsqueda.

Donde terminan?

Donde comienzan?

Cada ronda es una desesperada interpretación de mapas que tatúan mi materia, en encrucijadas de garganta.

Gritos que desembocan en rotondas infinitas de entrañas.

No hay una ruta directa para el pensamiento y la acción, sólo caos de cementos que aplastan mis músculos.

Son rutas solitarias.

Camino las rutas de mi cuerpo moribundo y deshidratado... ¿por que, la brújula injertada en mi tórax ya no funciona?

La desmagnetizó el tiempo Junto a desorientados mapas de mi biblioteca, congestionada de otras rutas donde fui un visitante indigno.

Camino por las rutas de mi cuerpo y no hay oasis, el desierto acaparó cada rincón haciendo desaparecer caminos en agrietadas arrugas.

Muchos pasos he dado en este cuerpo y sigo pensando en el propósito de cada caricia o herida que aún supuran llantos, inundando los caminos más oscuros.

Mis rutas aparecen y se quedan agazapadas esperando ser congestionadas de embotellamientos fugaces y a así perecer en efímeros relatos de caminos olvidados.

Soy mi propio laberinto de rutas, caminos, sendas, como quieras llamarle, al fin de cuentas yo soy mi propio mapa.

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