LO OSCURO


Recostado siento el pelaje de la oscuridad remoloneando entre mis piernas,
sin dejar pasar huellas en mi piel.

Su larga cola se enrosca entre mis dedos,
los que buscan saciar la culpa en prohibidos movimientos.

Acomoda su cabeza en mi pecho,
con la intención de escuchar las palpitaciones cansadas de un día ordinario.

No tengo temor a la oscuridad,
solo me preocupa su comodidad.

Y en exhalaciones pausadas trato de apaciguar sus garras que quieren hundirse en mi abdomen.

La escucho ronronear,
distraerse con palabras que intentan ser poesía,
en una cabeza sin metáforas.

Quisiera desaparecer en la literalidad de su oscuridad y dejar atrás mis percepciones.

Mirada vaciada de intencionado sadismo me unen a ella,
y en ese encuentro le mastico la cabeza.

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