INSEGURIDADES




Nado en una pileta de intestinos.


Las tripas de los desconocidos me mantienen a flote
en una constante lucha
por querer viajar a las profundidades de esas entrañas.


Envuelvo mis uñas con piel muerta
para evitar tajear la lona que mantiene la forma de esto que desconozco.


Y en el temor de que el líquido rebalse
acudo a dar pequeños sorbos de nostalgia
en una pileta llena de olor a pucho y desesperación.


Un viejo atrapa sueños
quita la mugre dejada por pesadillas que cada tanto sucumben entre los intestinos,
endureciendo pensamientos que ahogan.


La transparencia del líquido
me deja ver en la profundidad un grupo de árboles que se desojan dando vuelta la
página
en una mente que se desdobla en consecuencias banales.


¿Qué hago nadando entre tripas ajenas?
la quietud me prolonga el hastió que me comienza a provocar mi estadía aquí,
contradicción que me hace querer salir a disecarme al sol.


Lo intento con la inesperada reacción de ver un corte en mi cuerpo
no cualquier corte, este es largo,
prolijo
rojo
vacío
brillante


Me veo vaciado, nada contiene mi cuerpo
solo un corazón que late a cielo abierto, intoxicándose de jugos
¡que no puedo definir!


Mis entrañas se perdieron entre otras,
no puedo volver a meterlas en mí
ahora todo es

rojo
desprolijo
opaco


Encerrado entre costillas que no miran,
sienten caos y desesperación de un corazón
que solo late.


Manoteo tripas que meto en mi abdomen
por qué no soy un rejunte de intestinos,
pero tampoco soy un corazón que late.


Suturo con piel muerta y una uña encarnada este corte
prolijo
rojo
vacío (ya no tanto)
brillante


Y salgo del agua,
oyendo gritar a mis intestinos en una pileta bajo el sol.

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