UN EXTRAÑO
sobre la arena,
la tentación nunca se presentó
a lo lejos solo se abrió una puerta.
Sonrío a la arena a carcajadas
mis demonios juegan con retazos de miembros que formaban un cuerpo
No lo distingo
Solo lo sufro.
Imploro por la tentación,
de alguna manera me completa
sobre la brújula de una existencia perdida en el desierto.
Imploro pecar para identificarme en un destierro infinito de culpas que no definen.
Necesito ser el demonio,
darme cuenta donde está la otra puerta
la más perversa
mi ángel.
Desesperadamente me acomodé entre los granos de arena
apretujados me silenciaron el aliento,
sentí las pisadas de un extraño sobre mi cabeza.
Lágrimas cayeron de un frasco repleto de puertas nutriendo mi piel
fui succionado por él,
contemplé entre puertas los despojos de mí.
Me alejo y ya no distingo ese punto donde dejé el desierto
me convertí en una puerta enfrascada por el extraño errante
que el desierto no distingue.
¿Será la tentación?
Nunca vino la tentación por mí
en un desesperado intento de conocer mis luces me ahogué con plumas
¿Ahora qué?
Solo un errante que camina en manos de un extraño
¿Y?
un olor menta naranja que simula tapar el mal olor de las cosas
me recuerda lo podrido que se siente estar rodeado de puertas enfrascadas.
No aguanté la pérdida en ese arrebato silencioso
y por cuarenta días y cuarenta noches
abrí puertas enfrascadas.
Manos desfiguradas,
gastadas
rotas
desarticuladas
temblorosas
no dejé de tomar cada picaporte
no dejé de hacer fuerza hacia mí
no dejé de sentir ese desierto.
Frente a mí la última oportunidad
dos pulgares
un extraño
y la necesidad de caminar el desierto que humedece mi piel.
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