ALAS.

Un dispenser de números, 
juega a la lotería con el destino
de un oruga que no llegará a mariposa. 

Sabe qué la muerte ambiciona sus alas,
y las antenas transpiradas dejan ver la incertidumbre 
de un gusano que no quiere arrastrarse por un alma. 

Las hormigas desean apiadarse de su destino, 
pero juegan a no ver lo que están viendo, 
a disfrutar de lo macabro de un dispenser de números. 

Con suerte, 
el tiempo suavizará la metamorfosis, 
entre los minutos bajo una pantalla
qué dispara llantos de cementerio.

Letras y números... 

Frente a la ventanilla,
las mandíbulas de la muerte mastican palabras de espera, 
escudada con bijou de catálogo
pintarrajeada con pigmentos de indiferencia. 

Juego tras juego, 
el dispenser de números lo mira de reojo,
ofreciendo nuevas oportunidades a insectos desesperados. 

Hay tiempo para tomar mates con la muerte, 
las hormigas quieren aprender el arte
de saber manipular el vacío silencioso. 

Sólo esperan que se vaya, 
que se marche a la rama
donde dejará de ser. 

Su corazón se acelera,
se le estruja y no comprende por qué el corazón se le estruja,
tratando de llorar para adornar la situación con algo de autocompasión. 

La muerte sólo lo mira detrás de una ventanilla, 
pintándose las uñas, 
eligiendo la engrampadora con la que se pondrá sus alas. 

Deseando que se vaya, 
apurado... 
triste y amargado, 
alma que en algún momento terminará en una triste rama de mármol o granito barato. 

Las hormigas se olvidan para quién trabajan, 
y lo convence que se arrastre a una escalinata 
a largar esas lágrimas que frente a la muerte no quiso mostrar. 

La batalla es larga
no es sencilla,
los insectos se mueren, 
se muere por cuadras... 
se muere por manzanas... 
se mueren en los barrios... 

Son las fechas
despotrican entre ellas..
lustrado las mandíbulas de esta muerte depredadora. 

Triste gusano
perdido entre medio de números y 
ventanillas, 
sometido a las teclas manchadas con café y galleta. 

Sale y todos ríen... 

Todos festejan, 
porque saben que en algún momento
dejara de ir. 

Saben que en algún momento gritara de la rama de un árbol,
saben que la muerte terminará su turno y presionando la tecla delate
lo borrará del sistema para masticarlo sin culpa.

Al otro día presumirá sus alas, 
a las nuevas víctimas.


Comentarios

Entradas populares de este blog

VOLVER

PIEDRAS

NO