ATRAGANTO.
atorado en la garganta,
frena un reflujo de palabras.
Cargadas de acidez
carcomen las cuerdas vocales
que enmudecen la voluntad.
Pequeños sorbos de agua fresca no calman los dolores
que irritan la sensibilidad
de aquellas cosas que no tragamos.
Los golpes en el pecho suavizan el dolor
y quiebran la autoestima,
arrastrada hacia los intestinos
constipando el cuerpo.
Un té de manzanilla es la esperanza
de adormecer el dolor ancestral,
que define las frustraciones de una nuez de adán lejos del paraíso.
Respiro y los otros intoxican el aire
gases frenéticamente incoloros.
Dormidos los pulmones
nos quedamos metabólicamente latentes,
a la espera de espasmos de cordura que destapen las vibraciones de esas palabras atascadas.
Tos con sangre
lágrimas sin tinta,
marcan el final de una vulnerada existencia.
Ojos desorbitados y la vasoconstricción,
estalla en oculares sin imagen.
Nadie decide ayudar a la desesperada existencia
cuando lo que se tiene que decir indigesta,
con los dedos en la garganta jugamos a las arcadas prolongadas.
Aun así, nada quita que del árbol se caigan las hojas
que las palabras no se digan,
los muertos nos respondan
los otros no se mates
ustedes no se reconozcan.
Genial!
ResponderEliminarMuchas Gracias, Tincho.
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