CANCIÓN DE CUNA.
Una canción de cuna que se desliza en una sonrisa
parturienta,
el llanto de la existencia aturde a la creación
arrebato imperceptible de lo que es.
Las flores dejan caes sus pétalos
en retos, objetivos, metas…
Agobios de una canción de cuna que muere en un
pensamiento.
Una placenta pisoteada en el suelo sufre heridas de
guerra,
la marcha fúnebre indiferente a los otros la cobija en su
útero que lamenta los costos de un esqueje nacido para producir.
Solo le queda una canción de cuna y sabiéndolo permite que
le injerten un cronometro en su espalda
un pico y una pala en sus manitas.
Algunos con suerte reciben libros o le tatúan cuatro
dígitos en sus dedos
con saldo disponible en un cronometro que corre con
ventaja.
Treinta y un millón quinientos treinta y seis mil
segundos,
Y el soplo de sus pulmones dejo entrever deseos de posnet
y tarjetas de crédito.
Grajeas incrustadas en sus labios tiñen su lengua color
morado
Y Ella debajo de una piñata llora y desea.
La suerte disfrazada de payaso le cuenta los chistes de
la vida,
todos ríen con carcajadas manchadas de tierra y grasa.
Los cronómetros no sabes de misericordia
Saben de números fugaces que se pierden en fotos y redes
sociales.
Suscitaron quinientos sesenta y siete millones
seiscientos cuarenta y ocho mil segundos,
Y la suerte yace mutilada sobre una piñata sin sorpresas.
En movimiento la marcha fúnebre la señala y la recuerda,
los otros inclinando sus cabezas acumulan descuentos
en colas desnutridas de saldo.
Ríen los cajeros automáticos masticando los cronómetros
Que ya no sirven.
Famélica…
Cansada…
Reconoce en una última contracción
que su canción de cuna llego a su fin
Cuando dejo de reír.
Los epitafios se confunden de letras en una piedra
ensangrentada,
Una placenta más…
Un útero inservible…
Pico y pala a reciclar…
Q.D.E.P.
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