CAOS.

Correr...
Correr por una garganta gastada y unirme en las profundidades de la tierra,
desgastar a gritos la piel que me habita.
Correr...
El agua que despelleja cada nota de existencia encerrada en palabras que no llenan.
Dejo de ser una persona que corre y soy un objeto que escucha,
lagrimas locuaces que queman la mirada con la que como.
Correr…
la cortina y evitar que los otros me ensucien los vidrios
Mirada desorientada del horizonte,
Contemplando los colores del cielo encerrado en la oscuridad del contraste.
Los otros niegan la luz y se enorgullecen de los brotes de un árbol que ilusiona estar del otro lado.
El silencio es gritado en el silencio de gritos negros.
Las velas incendian la naturaleza y en el caos me aferro a mis pies, que solo reconocen el filo de la negrura.
El horizonte desea, y yo examino la muerte del deseante que prendido fuego grita.
El silencio…
Luciérnagas del día iluminan las oscuras conciencias de los otros que implacables a su naturaleza deshuesan a su presa rumiando sus remordimientos.
Pobres luciérnagas,
reflejo de la bondad que se ve envenenada por la avaricia de un camino roto,
pero inmaculado.


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