BREA




 El desprecio de la quietud impregna mis huesos de brea,
en la multitud veo todo y entre viscosas miradas extirpo sus voluntades delatando desesperación.
Hueco de malas palabras,
las personas se corroen con mirada de envidia mientras con sonrisas regaladas se dan la mano
cuerpos desnudos fornican en soledades compradas, raras, tristes.
Quiero un volcán en la memoria y un rio en mis pensamientos felices
todo lo pinto con brea, todo lo trago sin masticar.
Horas…
Expectativa confluyen en la desesperación de otro que no sabe nada
contando su respiración se pierde eligiendo un buen decorado.
Hola como estas me dicen los otros oliendo mis fluidos.
Comiendo.
Tejiendo con errores termino la trama de cuerpos inútiles, sexuales que se viste de mi de vos de tu.
Brea, cuerpo, muerte y dilatamos todo con el calor de un rancio olor a culo.
Preñado de incertidumbre creo que no voy a salir vivo
la noche me castiga con pocas palabras 
la vida me manipula con dinero
Y la familia va desapareciendo de a poco entre el arbolado que fuimos plantando en una confusa niñez.
Objetos que los otros incrustan en mis heridas
son el montaje de un ave que migra a donde solo se la puede destruir.
No reposo en las ventanas por miedo al alimento
Plásticas alas, ojos de led, neumáticos pezuñosos 
y solo intento volar.
Me pierdo entre lluvia de piedras que los otros disparan con costosas gomeras.
¿soy feliz? ¿soy ave?
Frankenstein sin plumas que en picada se deja caer a la brea de un caliente cuerpo,
frio inteligente de un alma sedienta que petrificada se une a un camino que no avanza.
Desierto organizado, pajarera colmada de vuelos planificados.
Y los otros solo disfrutan de la negra brea que lo tiñe todo, esperando a que caigas para ser    
feliz.

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