CAMPOS.


Los campos indiferentes al mundo
se agrietan por tu peso.
exasperada agonía de los campos que compactan malaria.
La tierra no intercede y los campos castigan,
sublevada naturaleza que ve en los otros una tierra imposible de arar.
Campos sin aire escuchan los ecos de los gritos.
En la oscuridad del suelo tratan de sobrevivir con hermosas palabras,
pero no basta y en abstinencia de no poder ser se desconocen...
El cincel no rotura la tierra y desesperado llora oportunidades para merecer la sensibilidad de los campos.
Ahogo,
exterminio…
Los otros calcinados en la superficie dejan atrás el polvo de semillas quejosas que nunca verán el sol.
Deshidratadas de ideas perecen.
La batalla se forja en actos desesperados de labrar campos muertos.
A lo lejos el silencio cosecha frutos secos almacenados en los féretros de la ¿humanidad?
El tiempo bebé agua fresca y señalando a los otros se ríe entre dientes.
Los otros no comprenden y siguen de fiesta.
Se alimentan de frutos secos que nutren con saliva y brotando gritos se disuelven en ecos de verdes y productivos campos.

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