NUNCA ESPERES VER FLORES EN INVIERNO
Nunca esperes ver las flores en invierno.
Me decía el sauce.
Muchas veces creemos que lo inexplicable se hace presente en cualquier
Sitio.
Mientras corremos por ver quién gana la carrera,
Muchos toman el té sentados en el suelo viendo como se los consume la
Carroña de su propia hipocresía.
No lamentes la muerte del que está vivo, dale la mano para sacarlo de la
Nada, donde se cree el rey.
Solo soy un sauce, viejo y estropeado por los devenires de seres voluble y
Afables.
Mira a tu alrededor,
¿Que ves?
Tus ojos han caído por su propio peso,
Presos de aquellas cosas que quieres sacar de tu memoria.
Has un intento, sabiendo que puedes perder.
No llores, eso manifiesta la finita cobardía de tu especie.
Acaso nosotros lloramos las penas.
De nuestras entrañas clavamos en la tierra lo que somos
Sabiendo que los avatares de cualquier existencia no podrá confundirnos.
Reflexiona,
¿Vale la pena?
Siente el áspero del yute en la piel
Desea gritar la verdad, a un corazón duro como la piedra.
La piel no olvida lo que la razón borra con lógica.
Deja de mojar tus penas.
Busca el calor dentro de la piedra,
La libertad no se elige, nos encuentra.
Y luego de acosarnos en su eterno accionar,
Da la presunta oportunidad de elegir.
Pesado libre albedrio, y
Afortunada la vida que decide cargar con el peso de sus mezquindades.
La ilumina.
Transforma el corazón.
Carne roja, bien roja, surcada por grandes ríos de sangre
Apasionada experiencia para aquellos que se animan.
II
Vomito en tus verdades.
Las que se venden todos los días,
Envueltas en el más barato celofán.
Todo se trasluce, nada es definido y claro.
Escucho murmullos, cada uno me pide algo.
Invitan a vivir el mundo como una cosa.
No logro comprender lo que me quieren decir.
Alguien vocifera esto es así y no de otra manera.
¿Por qué?
Nunca logre trazar sobre el camino una huella igual a las otras
Siempre se juzga.
De niño soñé con la paradoja.
Cuentos de príncipes con aires de héroes.
Crecí devaluando,
A medida que el tiempo paso, las palabras perdieron su significado.
Cosifique las herramientas que me permitiría saltar,
Al abismo de mis miedos.
El yute acaricia mi piel.
Oportunidad de ponerle fin a una historia que nunca tuvo un principio.
Deja de molestarme me decían a la luz de la incertidumbre.
Revelaciones aprendidas, en experiencias rabiosas.
Oveja negra me creía.
Y la vereda del frente exponía a los morales.
Hombres cubiertos con mugres preciosas,
Deslumbrando a la ignorancia.
Presa de la decidía.
Mascara sobre mascara.
Corren para todas las direcciones,
Tratando de aniquilar a todo aquel que comenzó a despellejarse.
Risa sarcástica del rey de reyes.
Soy insignificante me dijeron.
Si, el Yute acaricia mi piel, la que se quema a la luz de tu sombra.
Todo es mentira, nadie dejara de pretender una vida por amor al arte
Pesimismo lamentable, inherente a las almas.
Risa.
Acribillaron el reflejo de todos los espejos que toque.
Nunca pude ver la realidad que encierran los frascos dé todos los días,
Cada vez que quise abrirlos, la fuerza de mis manos se desvanecía,
Junto a las palabras.
III
La historia de mis pasados, se remonta a un simple esqueje, temeroso.
Caprichoso de logar el ultimo fin, nunca deje de creer en las historias,
Apañadas por la luz,
Prestada de la luna.
Nadie me dijo que sería fácil.
Intuí lo que debía hacer,
Gracias a la herencia de todos los días.
Es verdad que lo cotidiano se enfrasca.
El valiente toma el martillo, y en el estallido de creatividad rompe lo ordinario.
Sí, mi nuevo amigo,
Es fácil tomar el trago de la duda.
Escudo de los débiles.
Observo.
El miedo me estremece la rama.
Se niega a tomar la mano de tu verdugo.
Viejo yute, soporte de tu destino.
Lamentos,
Asco.
Como lograste cargar con esas piedras,
Inventadas en el sabotaje de lo que tú pretendes llamar vida.
Cierro los ojos y me imagino en la nada del mar,
Sabiendo que cada acto depara una nueva ola.
Puede o no terminar en las orillas de una desconocía tierra.
Pero allí está el secreto de montarse en la aventura de vivir solo en la cresta.
Hoy.
Solo hoy.
Se es.
No pasado, no mañana.
Los piratas se resignan a las comodidades y no salen al encuentro del tesoro.
No saben que esconde,
El anhelo siempre está en buscarlo.
Estas aquí sin pensar que nosotros no somos solos.
El entramado de la vida se teje sobre pequeños hilos.
Existencias,
Donde cada cruce es una experiencia con el otro.
Los otros.
Las marcas son contundentes, profundas,
En la dicotomía de las paciones donde se embarran con la roña de lo mundano.
¿Puede ser de otra manera?
Desesperación veo en tus ojos cansados
Renuncia.
Carroñero de los sentimientos,
Vil mentiros, fabricante de sueños que sabes que nunca alcanzaras.
Te refriegan en la cara, tu no realidad.
Risas.
Tieso como la muerte, despides olor.
La parca se niega a tu llamado.
Las sabanas rechazan tu fragancia de sexo solitario.
Mis letras me van dejando sin conjugaciones.
Si yo pudiera decirte lo hermoso del sol,
Pero sería solo contarte un cuento.
El sol, mitiga las necesidades.
Siempre he estado en el mismo lugar y nunca me ha acariciado de la misma manera.
Las hojas nunca se quejaron de su destino.
Se marchitaron alegres en propósitos infinitos.
Muchacho de cabeza chata.
Charlatán de las circunstancias.
¿Es necesario ser testigo de tus desventuras?
Música disonante,
Desacuerdo de tonos.
No voy a ser el mismo.
Injusticia divina, que tome por alimento la descomposición de tu persona.
IV
Basta.
Te reprocho tu vida de acción y reacción.
Fuerzas obligadas a estar en un marco que no debe romperse.
Carcajadas.
Entre tus ramas tejo una telaraña que no atrapa ningún sueño.
El centro es mi hogar,
Ante cualquier movimiento sufro el fracaso de saber que nunca me animare a tirar de la soga.
Veneno ponzoñoso el de tus palabras, craqueladas en el calor de tus fortunas.
Refriegas desde las alturas tus voluntades alcanzadas, sin haber aprendido de la soberbia.
Filosofías si las habrá, no encontré la verdad.
Porque habría de encontrarla ahora.
Sofismos.
Siquiera te han forzado a ser la bestia, obligada a habitar en la máxima blancura.
Se acalambran mis músculos con el reflejo.
No hay eco de lo que somos, solo el blanco del entorno.
Impotencia que desespera mis instintos más animales.
El agua corre, arrastrando las piedras
No ensucia.
Clara más clara.
Todo se ve y me avergüenzo.
Este cause es extremadamente calmo,
Surcando en lo más profundo de tus fobias, la posibilidad de gastar tus últimas fichas.
Quiero estar fundido con los problemas,
Sabiendo que mis ansiedades,
Cavan la fosa de lágrimas que nunca quieren salir.
El orgullo es más grande.
Siempre me obligaron a soplar velas que misteriosamente se volvían a prender.
Media noche.
Maniatado me extorsionaba con caramelos derretidos,
El sangrado de mi cuerpo se involucraba con la confusión de mi mente.
Me cago en tus raíces
Si debes alimentarte de mi sustancia, te maldigo para que sufras las consecuencias de mis actos.
Otros.
Que me jodieron la construcción de mi sístole y diástole.
Hay quienes se regocijan en el sufrimiento,
Invitándolo a oscuras casas.
La estufa a leñas hace compañía a la humedad.
Refunfuña, teme el paso de la luz por miedo a ver sus oscuras mañas.
Teje un suéter interminable, frente a un televiso vacio.
Habla, se arrastra a su soledad,
Una cilla de ruedas podrida de cargar con sus fluidos.
La humedad a la muerte le sienta bien.
Siempre fue así.
Nunca pude ver más allá de un cigarrillo prendido,
La decadencia de una copa medio llena.
Contagiada con la baba de una persona que nunca voy a conocer.
Soy el resultado de una picadora de carne.
Que más decir viejo árbol.
La cátedra de tus vivencias son prácticas que yo…
No quiero.
La expectativa, la guillotina de mi destino, siempre me digo lo mismo.
Palabras, palabras.
Las personas.
Rebalso lo colmado de mis turbaciones,
Termino llorando, se que nada va a cambiar
Toda luz que surja de la nada misma será apagada con la clara mentira de todos los días.
Compro el pan y no me alcanza.
Como las sobras de lo que soy.
La placidez aparente es un pedazo de plástico con sabor a mortadela barata.
Mamá murió pensando en lo afortunado de mi destino,
Ella rezo mucho.
La virgen te acompaña.
Nunca la vi.
Me entere que nunca me abandono y saque la basura.
Los electrodomésticos son la tortura más irrevocable de lo encerrado que se vive.
El quiere ser mujer.
Ella quiere ser hombre
Los niños no quieren
En el kiosco te dan de vuelto la ilusión de la presunta verdad
Risas.
Que más quieres saber de nosotros,
De mí.
Hablo de ellos, pero somos uno.
Todos cometemos los mismos errores
Hablo de mí,
Pero somos uno
Todos quieren ser buenos
Congojas.
Palabra graciosa.
Nadie ríe por miedo a que se le caigan los dientes.
Capases de triturar la mugre que sale de nuestras bocas.
Rio de risas, solo en cuentos de hadas.
Arranque mi dentadura, cosí mis labios.
Me hicieron tragar la lengua
Me dolió.
Fotografía ladrona de sonrisas, mascara de momentos que enumeran mentirosas familias.
Invento del hombre.
Modelo, moldeable
Sarcasmo a su enésima potencia,
Matamos al matemático de las emociones,
Producto de confusiones logarítmicas.
Sería más sencillo que dejaras torturarme y permitir lo inevitable de una persona que se queja de sí misma.
V
Tu nombre, no lo mencionaste.
Nunca te lo pregunte.
Porque hacerlo si no te importa.
Pequeña palabra que define.
Sonido de consonantes y vocales que materializan en los suburbios de lo invisible lo que un es.
Te encuentras con él y lo rechazas.
Incongruencia.
Diseñada para que las accione de las cuerdas den sentido a lo que se está conociendo.
No es lo mismo etiquetar la realidad que poder pronunciarla.
Mi amigo, no sabes cómo te llamas.
Confundido.
De seguro a lo lardo de este navegar, te abras encontrado con muchos seudónimos.
No te definen.
No te definas.
Nadie lo hace ¿uno conoce su nombre?
Solo el valiente lo pronuncia en todas las direcciones.
Haciéndose cargo de los terremotos que se puedan venir.
Uno nace de la nada.
La impunidad te encuentra y te nombra.
Amargura.
Porque disponen de ti, creyendo que el DNI
De la burocracia dirá quien eres.
Mentiras
A primera de líos todo se esconde, quedando desnudo,
Cubriéndote con etiquetas.
Estimado, tomamos todo el tiempo una vida hecha de casualidades.
Mente perezosa e ingenua la que se olvida de las causalidades que definen como vas a morir.
La muerte roza a todos por igual,
Susurras tu nombre,
Pobre del que no lo escucha.
En lo finito de la historia muchos son superhéroes.
A pocos la muerte permite transitar la infinitud de la gloria.
La identidad se hereda en un acto de donación, consumado con mariposas encerradas en las entrañas de quienes se dicen amar.
Verdad.
Solo la egoísta justicia da sentencia al poder para tomar las tijeras.
¿Cortaras el hilo que te une a las historias?
Familia.
Moldeable como la plastilina.
Si.
Porque negar que el escorpión picara a la rana cruzando el rio.
Ingrato embolsar el origen de una vida en el reproche a los amantes.
En el crisol de las circunstancias reposa el corazón,
A fuerza de calores extremos se desmoronan las paredes carceleras del más exquisito oro.
Dime tu nombre
Hombre muerto por la razón de la sanguinaria lógica de la materia.
Jinete del apocalipsis, galopando en la indiferencia de lo que te rodea
Buscas no encuentras.
Sumiso de tus actos tratas de charlar con la arrogancia de un imbécil.
Me duele la cabeza de solo pensar en soluciones banas para aquel que se
quiere matar.
¿Soy un perdedor?
Observo meticulosamente como la yugular explota en desgracia,
Colorada la piel, vergonzosa de su pena.
Vibraciones de un cuerpo tembloroso, me hacen pensar en microbios,
Impotencia de no poder abrir el regalo por ti, de enseñarte los lápices de verdades ocultan para colorear tu paisaje.
Escala de grises en una vida desesperada.
El oxigeno es rechazado por un cuello oprimido con la soga de las angustias inventadas.
Shopping de verdugos.
Mis ramas mueren junto con su materia, dejo de mirar, escuchando el gemido de la sangre.
Lenta imagen para el que es testigo de la muerte.
¿Qué hacer?
Aconséjame madre tierra, tú que en pocos segundos recibirás en tu vientre a un muerto vivo.
Fenómeno de crisálida acribillado por el parasito de la culpa.
La sabiduría no alcanza para los que tiene como mensajeros a la muerte.
Solo soy un sauce viejo, que no supo evadir un dialogo que sabe a podrido.
Los puños dejaron de pelear, contraídos en sudor se relajan a lo desconocido.
Muchacho tonto, no he terminado de contarte lo hermoso del sufrimiento,
Sus caminos, recovecos y pocos atajos.
Tengo mucho frio, el invierno a tocado el paraje.
Epidemia de cristales de agua escalan tu forma acompañado de gusanos violetas.
No esperes ver flores en invierno te decía, y no escuchaste.
¡Tu especie nunca escucha!
Malcriado niño, de exagerada sonrisa, tu corazón ya no respira el aire de esta tierra de infinitos muertos.
No exhalas las supuraciones del cáncer de tu lenguaje, mal aprehendido.
Tieso en tus ideales te fuiste momificando en las costumbres que dieron origen a una falsa identidad.
No dejes de respirar, grita, y de un soplo erguir lo que se extinguió
Muchacho de palabras pesadas a dónde has ido a parar.
El cielo y la tierra se disputan tu paradero mientras esperas en la nada de tus emociones.
Atónito en lo que veo, busco absorber el llanto del cielo.
La naturaleza esta deseosa de cubrir con su historia la catástrofe de tu vida
La hierba buena germinara de ti, dando origen a flores preciosas.
Aromas de primavera muerte de invierno.
VI
Nunca mires para atrás, las musas de sal esperan agazapadas a la congoja egoísta.
Esta muerto y nunca supo decirme quien era.
¿Vos lo sabes?
Decímelo, no quiero cargar con las cruces de una experiencia fortuita y avasalladora.
Historia de un humano deshumanizado por otros tantos.
¿Que lleva a una flor querer perfumar en invierno, sabiendo que la prematura muerte le rozara los pétalos?
Nunca dijiste nada testigo silencioso;
Siempre me percate de ti.
Elocuente tu mirada fúnebre, siempre dejas el caballo con la cincha ajustada.
Quise salvarlo.
Guardas libros en la biblioteca de lo aparente.
Mentiroso.
Grito con ira, dejaste que muriera.
¿Por qué?
Acaso eres una clase de Judas, traidor de tu naturaleza.
Payaso exageradamente feliz de las desgracias.
Ayer es el hoy de lo que pudo no haber sido en un hombre triste.
No te rías de ti mismo por que el yute de la soga hoy te esta asfixiando.
Eres el próximo de una lista macabra.
No me mires ofendido, uno basta para caerse en una falsa tierra.
Rojo resplandor en lo profundo del cielo, manifiesta a un alma que se a perdido.
Mírate, convertido en pezuñas con pelo y aliento a leviatán.
Monstruo lacayo de la indiferencia.
Caminas sin saber qué es lo que busca,
Tampoco sabes tu nombre,
Lo intuyes, no quieres decirlo por miedo a asumir la responsabilidad de lo santo.
Ritos y costumbres que te encargas de destruir.
Lo viste y te orinaste, cálido fluido recorre tus entrepiernas para registrar el placer de cagarte en vos mismo.
Risas.
Cierras la puerta de mis pensamientos y la luz de lo perverso ilumina el hacha de lo más fácil.
Te acercas y no temo,
Yo vi, Trate.
Vos viste.
La nada es tu estandarte y acurrucada en la pradera de la mediocridad quieres callar mi verdad.
Te lavas las manos, en una vasija reconstruida con el pegamento más
viciado el agua escapa entre tus dedos con el destino.
Tomas el mango de la oportunidad y das tu primer zarpazo.
Lloro.
¿Me desangro en un acto de pura caridad?
Arrogancia.
Las virtudes anidan en mis ramas.
La historia se repite con muchos de tu especie,
No permites conocer la mente del paciente.
Siento el hormigueo de mis raíces despidiéndose de la tierra,
Sustrato de humus vital.
¿Tú les contaras el destino? a los que viven en verdad.
¿o solo te limitaras a prejuicios con tono de aparente verdad?
Voy cayendo al mar solido sin perder una hoja.
Me has matado con el silencio de tu rostro.
Testigo de tus vanidades, transito un camino que no tiene retorno.
Soy la consecuencia de secuencias sin trasmutar.
Lo desconocido corroe este cuerpo sin vida,
Creyendo en lo bello de los gestos.
Del otro lado de algún lado te observare para que no te equivoques de nuevo.
Los niños corren por todas partes sin darse cuenta que pisan un suelo de muerte.
Sera tu personalidad de trapo la que les muestre la puerta detrás de podridos cuadros que todos admiran.
Crecerán sabiendo himnos y preámbulos, inventados frente a una botella
Y flácidas nalgas.
Brotaran del centro de la tierra peludas manos, que asfixiaran el entendimiento de su jugar.
Se desgarra la lengua de los que inevitablemente quieren una vida de algodón,
En el centro de sus intestinos absorben la mugre de lo que no fueron por miedo a defecar gloria.
Lloran en la cloaca de limpios baños públicos.
La risa de todo se enfoca en los que trabajan por abortar ocho horas de sangrienta agonía.
Niños no nacidos, hombres mal paridos.
Se derrite el helado, y serás tu el que tenga la explicación
En ronda redonda los niños te acorralan.
Abrazos, besos y caricias de sus manitos, no soportas la inocencia de sus pieles.
Mareado en sus expresiones tratas de llorar sangre.
Todo esto se refleja en un espejo donde no te ves, has matado a un hombre a un árbol,
Tu naturaleza.
Solo el fracaso constante de querer cortar el aire con el filo de tus palabras
Te ha llevado a pensar que nada vale la pena.
Pequeño hombre de utilería,
El soldadito de plomo se ríe de tus desventuras.
No huyas, solo camina sobre el dintel de la puerta y cuando el aroma de tu fragancia te reconozca aférrate a ella.
Hacha en mano, transpiras arrepentimiento.
A lo lejos ves una cometa explorando lo infinito de un hilo que termina en una sonrisa despreocupada.
La envida envenena la atmosfera con ladrillos que caen del cielo.
El sol emprende su partida junto a un hombre cobarde y un árbol presumido.
Rojo en su rostro, sus rayos, tocando tus fibras más intimas.
Te derrites en el descampado junto a un bloque de hielo, empeñado en ser agua de lluvia.
Tus piernas caen en tierra, en la tumba de tus años, dejando flores de muchos colores que agobian al más feliz.
Arrepiéntete de meterte el dedo dentro de tus dolores con sabor a fresa.
Lucha por la última porción de lo que queda en el plato de los recuerdos
Y las carroñeras añoranzas despedazan lo que se te cae de la mesa.
No dejes de servir a tus comensales la esperanza en bandeja de cartón, llenando estómagos estreñidos con promesas.
Muero, lo repito, sabiendo a lo mejor, que miras a todos.
Uno te salvara. Siempre uno te salva.
La unidad explota en una comunitaria eyaculación, fecundando al más duro de los materiales,
Se gestara un universo alterno donde lo bueno y lo malo se disputan la normalidad.
La gloria se encierra en una piñata de papeles de colores.
Se deshidratan mis sentimientos, seré parte de tu historieta, un personaje de sombras que dentro de una caja trata de tirarte fósforos encendidos.
Los villanos de todos los días, disfrazados con tu piel neoprenizada emulan alientos fortuitos para desanimar al fosforo que quiere chora en tu rostro.
Cruzas la calle, mira para ambos lados, no vaya a ser cosa que pises una cascara de banana y resbales una vez más.
La oportunidad en un pequeño insecto que vive un instante y anida en muy pocos.
En los que tienen sangre para nutrir sus ideas.
Quieres estar en la góndola del supermercado con un cartel que diga ofertas vitalicias
Para que algún muerto de hambre arranque pequeños pedazos de carne sin darte las gracias.
Rápido no pierdas tiempo los poetas están a tu espera y cuando los veas acecínalos.
La métrica de tu prosa es tuya así, tiene que ser leída.
Da media vuelta y dime que ves.
Otro igual a ti espera para lo mismo de lo mismo y así sucesivamente nadie escucha.
No esperes ver flores en invierno, y se ahorco.
El invierno congela la razón y enmaraña la actitud.
Cerra el libro del que estás leyendo y mira por la ventana el día de hoy, teñido con el rojo de la pasión y frente a un espejo estalla tus pupilas.
Todos fallecemos.
Los niños dejaron de jugar en el fuego que limpia.
Sucios caminan esperando ser calcinados en el manoseo de la palabra.
Has roto el himen.
Terremoto de contracciones, queriendo aferrarte a endometrio te resistes a mí.
El fin de un trillado principio es causa de tu efecto.
Mira hacia abajo te trago la tierra.
La Letra Pérdida.
Me decía el sauce.
Muchas veces creemos que lo inexplicable se hace presente en cualquier
Sitio.
Mientras corremos por ver quién gana la carrera,
Muchos toman el té sentados en el suelo viendo como se los consume la
Carroña de su propia hipocresía.
No lamentes la muerte del que está vivo, dale la mano para sacarlo de la
Nada, donde se cree el rey.
Solo soy un sauce, viejo y estropeado por los devenires de seres voluble y
Afables.
Mira a tu alrededor,
¿Que ves?
Tus ojos han caído por su propio peso,
Presos de aquellas cosas que quieres sacar de tu memoria.
Has un intento, sabiendo que puedes perder.
No llores, eso manifiesta la finita cobardía de tu especie.
Acaso nosotros lloramos las penas.
De nuestras entrañas clavamos en la tierra lo que somos
Sabiendo que los avatares de cualquier existencia no podrá confundirnos.
Reflexiona,
¿Vale la pena?
Siente el áspero del yute en la piel
Desea gritar la verdad, a un corazón duro como la piedra.
La piel no olvida lo que la razón borra con lógica.
Deja de mojar tus penas.
Busca el calor dentro de la piedra,
La libertad no se elige, nos encuentra.
Y luego de acosarnos en su eterno accionar,
Da la presunta oportunidad de elegir.
Pesado libre albedrio, y
Afortunada la vida que decide cargar con el peso de sus mezquindades.
La ilumina.
Transforma el corazón.
Carne roja, bien roja, surcada por grandes ríos de sangre
Apasionada experiencia para aquellos que se animan.
II
Vomito en tus verdades.
Las que se venden todos los días,
Envueltas en el más barato celofán.
Todo se trasluce, nada es definido y claro.
Escucho murmullos, cada uno me pide algo.
Invitan a vivir el mundo como una cosa.
No logro comprender lo que me quieren decir.
Alguien vocifera esto es así y no de otra manera.
¿Por qué?
Nunca logre trazar sobre el camino una huella igual a las otras
Siempre se juzga.
De niño soñé con la paradoja.
Cuentos de príncipes con aires de héroes.
Crecí devaluando,
A medida que el tiempo paso, las palabras perdieron su significado.
Cosifique las herramientas que me permitiría saltar,
Al abismo de mis miedos.
El yute acaricia mi piel.
Oportunidad de ponerle fin a una historia que nunca tuvo un principio.
Deja de molestarme me decían a la luz de la incertidumbre.
Revelaciones aprendidas, en experiencias rabiosas.
Oveja negra me creía.
Y la vereda del frente exponía a los morales.
Hombres cubiertos con mugres preciosas,
Deslumbrando a la ignorancia.
Presa de la decidía.
Mascara sobre mascara.
Corren para todas las direcciones,
Tratando de aniquilar a todo aquel que comenzó a despellejarse.
Risa sarcástica del rey de reyes.
Soy insignificante me dijeron.
Si, el Yute acaricia mi piel, la que se quema a la luz de tu sombra.
Todo es mentira, nadie dejara de pretender una vida por amor al arte
Pesimismo lamentable, inherente a las almas.
Risa.
Acribillaron el reflejo de todos los espejos que toque.
Nunca pude ver la realidad que encierran los frascos dé todos los días,
Cada vez que quise abrirlos, la fuerza de mis manos se desvanecía,
Junto a las palabras.
III
La historia de mis pasados, se remonta a un simple esqueje, temeroso.
Caprichoso de logar el ultimo fin, nunca deje de creer en las historias,
Apañadas por la luz,
Prestada de la luna.
Nadie me dijo que sería fácil.
Intuí lo que debía hacer,
Gracias a la herencia de todos los días.
Es verdad que lo cotidiano se enfrasca.
El valiente toma el martillo, y en el estallido de creatividad rompe lo ordinario.
Sí, mi nuevo amigo,
Es fácil tomar el trago de la duda.
Escudo de los débiles.
Observo.
El miedo me estremece la rama.
Se niega a tomar la mano de tu verdugo.
Viejo yute, soporte de tu destino.
Lamentos,
Asco.
Como lograste cargar con esas piedras,
Inventadas en el sabotaje de lo que tú pretendes llamar vida.
Cierro los ojos y me imagino en la nada del mar,
Sabiendo que cada acto depara una nueva ola.
Puede o no terminar en las orillas de una desconocía tierra.
Pero allí está el secreto de montarse en la aventura de vivir solo en la cresta.
Hoy.
Solo hoy.
Se es.
No pasado, no mañana.
Los piratas se resignan a las comodidades y no salen al encuentro del tesoro.
No saben que esconde,
El anhelo siempre está en buscarlo.
Estas aquí sin pensar que nosotros no somos solos.
El entramado de la vida se teje sobre pequeños hilos.
Existencias,
Donde cada cruce es una experiencia con el otro.
Los otros.
Las marcas son contundentes, profundas,
En la dicotomía de las paciones donde se embarran con la roña de lo mundano.
¿Puede ser de otra manera?
Desesperación veo en tus ojos cansados
Renuncia.
Carroñero de los sentimientos,
Vil mentiros, fabricante de sueños que sabes que nunca alcanzaras.
Te refriegan en la cara, tu no realidad.
Risas.
Tieso como la muerte, despides olor.
La parca se niega a tu llamado.
Las sabanas rechazan tu fragancia de sexo solitario.
Mis letras me van dejando sin conjugaciones.
Si yo pudiera decirte lo hermoso del sol,
Pero sería solo contarte un cuento.
El sol, mitiga las necesidades.
Siempre he estado en el mismo lugar y nunca me ha acariciado de la misma manera.
Las hojas nunca se quejaron de su destino.
Se marchitaron alegres en propósitos infinitos.
Muchacho de cabeza chata.
Charlatán de las circunstancias.
¿Es necesario ser testigo de tus desventuras?
Música disonante,
Desacuerdo de tonos.
No voy a ser el mismo.
Injusticia divina, que tome por alimento la descomposición de tu persona.
IV
Basta.
Te reprocho tu vida de acción y reacción.
Fuerzas obligadas a estar en un marco que no debe romperse.
Carcajadas.
Entre tus ramas tejo una telaraña que no atrapa ningún sueño.
El centro es mi hogar,
Ante cualquier movimiento sufro el fracaso de saber que nunca me animare a tirar de la soga.
Veneno ponzoñoso el de tus palabras, craqueladas en el calor de tus fortunas.
Refriegas desde las alturas tus voluntades alcanzadas, sin haber aprendido de la soberbia.
Filosofías si las habrá, no encontré la verdad.
Porque habría de encontrarla ahora.
Sofismos.
Siquiera te han forzado a ser la bestia, obligada a habitar en la máxima blancura.
Se acalambran mis músculos con el reflejo.
No hay eco de lo que somos, solo el blanco del entorno.
Impotencia que desespera mis instintos más animales.
El agua corre, arrastrando las piedras
No ensucia.
Clara más clara.
Todo se ve y me avergüenzo.
Este cause es extremadamente calmo,
Surcando en lo más profundo de tus fobias, la posibilidad de gastar tus últimas fichas.
Quiero estar fundido con los problemas,
Sabiendo que mis ansiedades,
Cavan la fosa de lágrimas que nunca quieren salir.
El orgullo es más grande.
Siempre me obligaron a soplar velas que misteriosamente se volvían a prender.
Media noche.
Maniatado me extorsionaba con caramelos derretidos,
El sangrado de mi cuerpo se involucraba con la confusión de mi mente.
Me cago en tus raíces
Si debes alimentarte de mi sustancia, te maldigo para que sufras las consecuencias de mis actos.
Otros.
Que me jodieron la construcción de mi sístole y diástole.
Hay quienes se regocijan en el sufrimiento,
Invitándolo a oscuras casas.
La estufa a leñas hace compañía a la humedad.
Refunfuña, teme el paso de la luz por miedo a ver sus oscuras mañas.
Teje un suéter interminable, frente a un televiso vacio.
Habla, se arrastra a su soledad,
Una cilla de ruedas podrida de cargar con sus fluidos.
La humedad a la muerte le sienta bien.
Siempre fue así.
Nunca pude ver más allá de un cigarrillo prendido,
La decadencia de una copa medio llena.
Contagiada con la baba de una persona que nunca voy a conocer.
Soy el resultado de una picadora de carne.
Que más decir viejo árbol.
La cátedra de tus vivencias son prácticas que yo…
No quiero.
La expectativa, la guillotina de mi destino, siempre me digo lo mismo.
Palabras, palabras.
Las personas.
Rebalso lo colmado de mis turbaciones,
Termino llorando, se que nada va a cambiar
Toda luz que surja de la nada misma será apagada con la clara mentira de todos los días.
Compro el pan y no me alcanza.
Como las sobras de lo que soy.
La placidez aparente es un pedazo de plástico con sabor a mortadela barata.
Mamá murió pensando en lo afortunado de mi destino,
Ella rezo mucho.
La virgen te acompaña.
Nunca la vi.
Me entere que nunca me abandono y saque la basura.
Los electrodomésticos son la tortura más irrevocable de lo encerrado que se vive.
El quiere ser mujer.
Ella quiere ser hombre
Los niños no quieren
En el kiosco te dan de vuelto la ilusión de la presunta verdad
Risas.
Que más quieres saber de nosotros,
De mí.
Hablo de ellos, pero somos uno.
Todos cometemos los mismos errores
Hablo de mí,
Pero somos uno
Todos quieren ser buenos
Congojas.
Palabra graciosa.
Nadie ríe por miedo a que se le caigan los dientes.
Capases de triturar la mugre que sale de nuestras bocas.
Rio de risas, solo en cuentos de hadas.
Arranque mi dentadura, cosí mis labios.
Me hicieron tragar la lengua
Me dolió.
Fotografía ladrona de sonrisas, mascara de momentos que enumeran mentirosas familias.
Invento del hombre.
Modelo, moldeable
Sarcasmo a su enésima potencia,
Matamos al matemático de las emociones,
Producto de confusiones logarítmicas.
Sería más sencillo que dejaras torturarme y permitir lo inevitable de una persona que se queja de sí misma.
V
Tu nombre, no lo mencionaste.
Nunca te lo pregunte.
Porque hacerlo si no te importa.
Pequeña palabra que define.
Sonido de consonantes y vocales que materializan en los suburbios de lo invisible lo que un es.
Te encuentras con él y lo rechazas.
Incongruencia.
Diseñada para que las accione de las cuerdas den sentido a lo que se está conociendo.
No es lo mismo etiquetar la realidad que poder pronunciarla.
Mi amigo, no sabes cómo te llamas.
Confundido.
De seguro a lo lardo de este navegar, te abras encontrado con muchos seudónimos.
No te definen.
No te definas.
Nadie lo hace ¿uno conoce su nombre?
Solo el valiente lo pronuncia en todas las direcciones.
Haciéndose cargo de los terremotos que se puedan venir.
Uno nace de la nada.
La impunidad te encuentra y te nombra.
Amargura.
Porque disponen de ti, creyendo que el DNI
De la burocracia dirá quien eres.
Mentiras
A primera de líos todo se esconde, quedando desnudo,
Cubriéndote con etiquetas.
Estimado, tomamos todo el tiempo una vida hecha de casualidades.
Mente perezosa e ingenua la que se olvida de las causalidades que definen como vas a morir.
La muerte roza a todos por igual,
Susurras tu nombre,
Pobre del que no lo escucha.
En lo finito de la historia muchos son superhéroes.
A pocos la muerte permite transitar la infinitud de la gloria.
La identidad se hereda en un acto de donación, consumado con mariposas encerradas en las entrañas de quienes se dicen amar.
Verdad.
Solo la egoísta justicia da sentencia al poder para tomar las tijeras.
¿Cortaras el hilo que te une a las historias?
Familia.
Moldeable como la plastilina.
Si.
Porque negar que el escorpión picara a la rana cruzando el rio.
Ingrato embolsar el origen de una vida en el reproche a los amantes.
En el crisol de las circunstancias reposa el corazón,
A fuerza de calores extremos se desmoronan las paredes carceleras del más exquisito oro.
Dime tu nombre
Hombre muerto por la razón de la sanguinaria lógica de la materia.
Jinete del apocalipsis, galopando en la indiferencia de lo que te rodea
Buscas no encuentras.
Sumiso de tus actos tratas de charlar con la arrogancia de un imbécil.
Me duele la cabeza de solo pensar en soluciones banas para aquel que se
quiere matar.
¿Soy un perdedor?
Observo meticulosamente como la yugular explota en desgracia,
Colorada la piel, vergonzosa de su pena.
Vibraciones de un cuerpo tembloroso, me hacen pensar en microbios,
Impotencia de no poder abrir el regalo por ti, de enseñarte los lápices de verdades ocultan para colorear tu paisaje.
Escala de grises en una vida desesperada.
El oxigeno es rechazado por un cuello oprimido con la soga de las angustias inventadas.
Shopping de verdugos.
Mis ramas mueren junto con su materia, dejo de mirar, escuchando el gemido de la sangre.
Lenta imagen para el que es testigo de la muerte.
¿Qué hacer?
Aconséjame madre tierra, tú que en pocos segundos recibirás en tu vientre a un muerto vivo.
Fenómeno de crisálida acribillado por el parasito de la culpa.
La sabiduría no alcanza para los que tiene como mensajeros a la muerte.
Solo soy un sauce viejo, que no supo evadir un dialogo que sabe a podrido.
Los puños dejaron de pelear, contraídos en sudor se relajan a lo desconocido.
Muchacho tonto, no he terminado de contarte lo hermoso del sufrimiento,
Sus caminos, recovecos y pocos atajos.
Tengo mucho frio, el invierno a tocado el paraje.
Epidemia de cristales de agua escalan tu forma acompañado de gusanos violetas.
No esperes ver flores en invierno te decía, y no escuchaste.
¡Tu especie nunca escucha!
Malcriado niño, de exagerada sonrisa, tu corazón ya no respira el aire de esta tierra de infinitos muertos.
No exhalas las supuraciones del cáncer de tu lenguaje, mal aprehendido.
Tieso en tus ideales te fuiste momificando en las costumbres que dieron origen a una falsa identidad.
No dejes de respirar, grita, y de un soplo erguir lo que se extinguió
Muchacho de palabras pesadas a dónde has ido a parar.
El cielo y la tierra se disputan tu paradero mientras esperas en la nada de tus emociones.
Atónito en lo que veo, busco absorber el llanto del cielo.
La naturaleza esta deseosa de cubrir con su historia la catástrofe de tu vida
La hierba buena germinara de ti, dando origen a flores preciosas.
Aromas de primavera muerte de invierno.
VI
Nunca mires para atrás, las musas de sal esperan agazapadas a la congoja egoísta.
Esta muerto y nunca supo decirme quien era.
¿Vos lo sabes?
Decímelo, no quiero cargar con las cruces de una experiencia fortuita y avasalladora.
Historia de un humano deshumanizado por otros tantos.
¿Que lleva a una flor querer perfumar en invierno, sabiendo que la prematura muerte le rozara los pétalos?
Nunca dijiste nada testigo silencioso;
Siempre me percate de ti.
Elocuente tu mirada fúnebre, siempre dejas el caballo con la cincha ajustada.
Quise salvarlo.
Guardas libros en la biblioteca de lo aparente.
Mentiroso.
Grito con ira, dejaste que muriera.
¿Por qué?
Acaso eres una clase de Judas, traidor de tu naturaleza.
Payaso exageradamente feliz de las desgracias.
Ayer es el hoy de lo que pudo no haber sido en un hombre triste.
No te rías de ti mismo por que el yute de la soga hoy te esta asfixiando.
Eres el próximo de una lista macabra.
No me mires ofendido, uno basta para caerse en una falsa tierra.
Rojo resplandor en lo profundo del cielo, manifiesta a un alma que se a perdido.
Mírate, convertido en pezuñas con pelo y aliento a leviatán.
Monstruo lacayo de la indiferencia.
Caminas sin saber qué es lo que busca,
Tampoco sabes tu nombre,
Lo intuyes, no quieres decirlo por miedo a asumir la responsabilidad de lo santo.
Ritos y costumbres que te encargas de destruir.
Lo viste y te orinaste, cálido fluido recorre tus entrepiernas para registrar el placer de cagarte en vos mismo.
Risas.
Cierras la puerta de mis pensamientos y la luz de lo perverso ilumina el hacha de lo más fácil.
Te acercas y no temo,
Yo vi, Trate.
Vos viste.
La nada es tu estandarte y acurrucada en la pradera de la mediocridad quieres callar mi verdad.
Te lavas las manos, en una vasija reconstruida con el pegamento más
viciado el agua escapa entre tus dedos con el destino.
Tomas el mango de la oportunidad y das tu primer zarpazo.
Lloro.
¿Me desangro en un acto de pura caridad?
Arrogancia.
Las virtudes anidan en mis ramas.
La historia se repite con muchos de tu especie,
No permites conocer la mente del paciente.
Siento el hormigueo de mis raíces despidiéndose de la tierra,
Sustrato de humus vital.
¿Tú les contaras el destino? a los que viven en verdad.
¿o solo te limitaras a prejuicios con tono de aparente verdad?
Voy cayendo al mar solido sin perder una hoja.
Me has matado con el silencio de tu rostro.
Testigo de tus vanidades, transito un camino que no tiene retorno.
Soy la consecuencia de secuencias sin trasmutar.
Lo desconocido corroe este cuerpo sin vida,
Creyendo en lo bello de los gestos.
Del otro lado de algún lado te observare para que no te equivoques de nuevo.
Los niños corren por todas partes sin darse cuenta que pisan un suelo de muerte.
Sera tu personalidad de trapo la que les muestre la puerta detrás de podridos cuadros que todos admiran.
Crecerán sabiendo himnos y preámbulos, inventados frente a una botella
Y flácidas nalgas.
Brotaran del centro de la tierra peludas manos, que asfixiaran el entendimiento de su jugar.
Se desgarra la lengua de los que inevitablemente quieren una vida de algodón,
En el centro de sus intestinos absorben la mugre de lo que no fueron por miedo a defecar gloria.
Lloran en la cloaca de limpios baños públicos.
La risa de todo se enfoca en los que trabajan por abortar ocho horas de sangrienta agonía.
Niños no nacidos, hombres mal paridos.
Se derrite el helado, y serás tu el que tenga la explicación
En ronda redonda los niños te acorralan.
Abrazos, besos y caricias de sus manitos, no soportas la inocencia de sus pieles.
Mareado en sus expresiones tratas de llorar sangre.
Todo esto se refleja en un espejo donde no te ves, has matado a un hombre a un árbol,
Tu naturaleza.
Solo el fracaso constante de querer cortar el aire con el filo de tus palabras
Te ha llevado a pensar que nada vale la pena.
Pequeño hombre de utilería,
El soldadito de plomo se ríe de tus desventuras.
No huyas, solo camina sobre el dintel de la puerta y cuando el aroma de tu fragancia te reconozca aférrate a ella.
Hacha en mano, transpiras arrepentimiento.
A lo lejos ves una cometa explorando lo infinito de un hilo que termina en una sonrisa despreocupada.
La envida envenena la atmosfera con ladrillos que caen del cielo.
El sol emprende su partida junto a un hombre cobarde y un árbol presumido.
Rojo en su rostro, sus rayos, tocando tus fibras más intimas.
Te derrites en el descampado junto a un bloque de hielo, empeñado en ser agua de lluvia.
Tus piernas caen en tierra, en la tumba de tus años, dejando flores de muchos colores que agobian al más feliz.
Arrepiéntete de meterte el dedo dentro de tus dolores con sabor a fresa.
Lucha por la última porción de lo que queda en el plato de los recuerdos
Y las carroñeras añoranzas despedazan lo que se te cae de la mesa.
No dejes de servir a tus comensales la esperanza en bandeja de cartón, llenando estómagos estreñidos con promesas.
Muero, lo repito, sabiendo a lo mejor, que miras a todos.
Uno te salvara. Siempre uno te salva.
La unidad explota en una comunitaria eyaculación, fecundando al más duro de los materiales,
Se gestara un universo alterno donde lo bueno y lo malo se disputan la normalidad.
La gloria se encierra en una piñata de papeles de colores.
Se deshidratan mis sentimientos, seré parte de tu historieta, un personaje de sombras que dentro de una caja trata de tirarte fósforos encendidos.
Los villanos de todos los días, disfrazados con tu piel neoprenizada emulan alientos fortuitos para desanimar al fosforo que quiere chora en tu rostro.
Cruzas la calle, mira para ambos lados, no vaya a ser cosa que pises una cascara de banana y resbales una vez más.
La oportunidad en un pequeño insecto que vive un instante y anida en muy pocos.
En los que tienen sangre para nutrir sus ideas.
Quieres estar en la góndola del supermercado con un cartel que diga ofertas vitalicias
Para que algún muerto de hambre arranque pequeños pedazos de carne sin darte las gracias.
Rápido no pierdas tiempo los poetas están a tu espera y cuando los veas acecínalos.
La métrica de tu prosa es tuya así, tiene que ser leída.
Da media vuelta y dime que ves.
Otro igual a ti espera para lo mismo de lo mismo y así sucesivamente nadie escucha.
No esperes ver flores en invierno, y se ahorco.
El invierno congela la razón y enmaraña la actitud.
Cerra el libro del que estás leyendo y mira por la ventana el día de hoy, teñido con el rojo de la pasión y frente a un espejo estalla tus pupilas.
Todos fallecemos.
Los niños dejaron de jugar en el fuego que limpia.
Sucios caminan esperando ser calcinados en el manoseo de la palabra.
Has roto el himen.
Terremoto de contracciones, queriendo aferrarte a endometrio te resistes a mí.
El fin de un trillado principio es causa de tu efecto.
Mira hacia abajo te trago la tierra.
La Letra Pérdida.
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