MI TEJADO, MI FAMILIA
Disperso en el parque, veo un camino que no tiene retorno.
Los niños con risas burlonas me señalan con el dedo,
Sin saber que la satisfacción de saberme otro, era parte de un nuevo yo.
Corrí muy lento.
Cada segundo por hora debía disfrutarse.
Corrí muy lento.
Tenía que poder trascender las necedades de los osos de peluche,
El capricho de una frazada mimosa, o la temeridad de un calidoscopio dañado.
Corrí muy lento.
El tiempo, carcelero de nuestros actos, me dio una llave.
Corrí muy lento y la nueva puerta se abrió.
Sin darme cuenta cambie mis primeras figuritas por recortes de diario.
Desesperado intente buscar mi lugar en el mundo.
Corrí muy lento.
Las golondrinas emigraron muchos otoños hacia nuevas primaveras.
Yo espere a una de tantas.
Corrí muy lento.
Como el príncipe feliz le pedí un favor.
Se quedo con migo, me eligió.
Corrió muy lento.
Dos caminantes un nuevo sendero.
Y el sin retorno de un principio, se abre a una nueva vida.
Paginas de tres surcaron grandes hazañas.
La esperanza de poder tener, nunca sufrió el infortunio de la comodidad.
Corrieron muy lento.
La epopeya llega a su fin.
En ese segundo cósmico todo se aglutino en una sola imagen.
Corrí muy lento.
Sentados en la hierba la ultima teja dio un último grito.
Acariciadas por el viento todas comenzaron a reír.
Cada una cuenta una historia.
Piezas de un mismo rompecabezas.
Lo soñado en lo etéreo de la mente,
Se formalizaba en lo finito .de una llovizna.
Nos protegen.
Nos dejan correr lento, en lo seguro de un hogar.
Encierran en su cotidianidad el acogedor calor
Que las componen.
Rojas, con ojos sollozos me dijo.
Son hermosas.
Serán el hábitat de nuevas aves me decía.
Silencio.
Es como lo soñamos, es como lo vivimos,
Sencillamente el tejado de mi vida, tu vida, su vida.
La simplicidad de maderas.
Tejas rojas, clavos y demás…
Amalgamadas con la compleja esencia de una familia.
Contemplando la construcción de algo tan simple y transformador,
El tejado de mi vida,
Sus vidas.
Los niños con risas burlonas me señalan con el dedo,
Sin saber que la satisfacción de saberme otro, era parte de un nuevo yo.
Corrí muy lento.
Cada segundo por hora debía disfrutarse.
Corrí muy lento.
Tenía que poder trascender las necedades de los osos de peluche,
El capricho de una frazada mimosa, o la temeridad de un calidoscopio dañado.
Corrí muy lento.
El tiempo, carcelero de nuestros actos, me dio una llave.
Corrí muy lento y la nueva puerta se abrió.
Sin darme cuenta cambie mis primeras figuritas por recortes de diario.
Desesperado intente buscar mi lugar en el mundo.
Corrí muy lento.
Las golondrinas emigraron muchos otoños hacia nuevas primaveras.
Yo espere a una de tantas.
Corrí muy lento.
Como el príncipe feliz le pedí un favor.
Se quedo con migo, me eligió.
Corrió muy lento.
Dos caminantes un nuevo sendero.
Y el sin retorno de un principio, se abre a una nueva vida.
Paginas de tres surcaron grandes hazañas.
La esperanza de poder tener, nunca sufrió el infortunio de la comodidad.
Corrieron muy lento.
La epopeya llega a su fin.
En ese segundo cósmico todo se aglutino en una sola imagen.
Corrí muy lento.
Sentados en la hierba la ultima teja dio un último grito.
Acariciadas por el viento todas comenzaron a reír.
Cada una cuenta una historia.
Piezas de un mismo rompecabezas.
Lo soñado en lo etéreo de la mente,
Se formalizaba en lo finito .de una llovizna.
Nos protegen.
Nos dejan correr lento, en lo seguro de un hogar.
Encierran en su cotidianidad el acogedor calor
Que las componen.
Rojas, con ojos sollozos me dijo.
Son hermosas.
Serán el hábitat de nuevas aves me decía.
Silencio.
Es como lo soñamos, es como lo vivimos,
Sencillamente el tejado de mi vida, tu vida, su vida.
La simplicidad de maderas.
Tejas rojas, clavos y demás…
Amalgamadas con la compleja esencia de una familia.
Contemplando la construcción de algo tan simple y transformador,
El tejado de mi vida,
Sus vidas.
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