¿Son las mañanas esas esperas que no muchos soportan? O el calor de la playa sofoca las sales que transpiran las pieles en decadencia. No mucho puede uno saber de la existencia, En los momentos en que la montaña choca con el mar Creando maremotos que solo uno puede disipar en ese Maldito bar. Y el oxigeno es consumido por el humo de esos cigarrillos Que no se quieren terminar Por miedo a respirar, El aire nuevo. De la montaña Del mar.
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Sentado pensé en la muerte, en tu mente sin sentir que invado los sueños mas húmedos de esa habitación. Un pequeño se asume entre medio de los libros donde la parca posa una taza de respiración confusa, disimulando su morbo. Porqué seremos tan hermosas me dijo cruzando las piernas, caminando a la intemperie de esa habitación. Me agita la sangre pensar en mi, por eso miro al frente y del otro lado de la muerte la paz me ofrece un trozo de papel plegado. Algo me mastica por dentro me consume en letanías amorosas que aparentan bienestar. ¿Aparentan? ¿Esta bien que se alimente del silencio con frases aprendidas, o solo debo esperar que la criatura surja de mi pecho y me tire al suelo pálido y frio del cual nunca debí salir? Es hambre, hoy descubrí que mis ojos no ven claro… hay paz en mis manos, calidez en mi sonrisa que se despide. No se puede desempolvar el desierto, no existen los territorios dentro de tu mente, sin embargo, los muros se levantan todos los días en la habitación de la mu...
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